Estas semanas he hestado un poco ausente. Entre el calor, las terracitas, mucho trabajo, un esguince en la muñeca y algunas cosas más, no he dado todo lo que debería de mí misma ni en mi blog ni aportando comentarios en los vuestros. Espero que podáis disculparme.
Me disponía a cerrar el blog por vacaciones, con un bonito cartel y un fondo bien playero, cuando, gracias a mi gran amiga Alba, cae en mis manos el primer libro de la trilogía que está revolucionando medio mundo:
Según me informa del impacto que ha causado en Reino Unido, no dudo en emplear mi paseo de sábado por la mañana en llegar a la librería más maravillosa que he descubierto en Barcelona (esa del jardín interior con esculturas de vacas de colores, no sé si os acordáis) y hacerme con el primero de los tres libros: Cincuenta sombras de Grey.
Hambrienta de curiosidad, abandono temporalmente mi otro libro (Memorias de un amigo imaginario), un libro divertido, ameno, fácil de leer, muy imaginativo y coherente con lo que explica, y me adentro en las primeras páginas de este otro tomo, que promete ser, según las críticas, una mezcla perfecta de literatura y erotismo.
Al llegar al segundo capítulo, no puedo dejar de leer. Y cuando no puedo leer, no puedo dejar de pensar en la historia.
Al cuarto capítulo empiezo a coger soltura en la lectura y a seguir el ritmo de los personajes. Comienzo a sonreir en el bus.
Un poco más adelante, esté donde esté puedo sufrir un repentino erizamiento de toooodo el vello de mi cuerpo, acompañado de escalofríos y mariposas en el estómago.
Me queda algo menos de la mitad de la primera parte, y preveo terminarla para mañana. Así que tendré que darme prisa, pasar a saludar a las coloridas vacas y comprar la segunda parte. Igual compro ya la tercera, porque me angustia un poco que se pueda terminar y no tenga con qué seguir.
Mientras tanto, no dejo de pensar en el "amigo imaginario", porque si dejo de pensar en él, dejará de existir... Es un libro menos intenso pero también que no requiere tanta atención, de tal manera que puede ser leído sin riesgo en cualquier parte (riesgo de ir por la calle y no ver un semáforo en rojo, riesgo de bajar del autobús sin mirar y torcerte un pie, riesgo de saltarte la parada de metro... riesgo).
Feliz verano, Feliz moreno, Feliz descanso y Feliz Lectura.
Nos vemos a la vuelta.
Gracias por estar siempre al otro lado de la pantalla.