Caldos del Duero

Una cosa es la cuenca del río Duero, y otra muy distinta la Ribera del Duero, que baña las provincias de Soria, Burgos, Segovia y Valladolid. El segundo término es el que hace referencia a la denominación de origen (D.O.).

Viñedos

De eso quería hablar hoy. Viniendo de donde vengo, me parece que ese vinito tan rico de mi tierra bien se merece un post. Antes de nada, avisaros de que no tengo ni idea de vinos, y para hacer el post me he documentado todo lo que he podido.

La Ribera del Duero se localiza en la meseta septentrional de la península ibérica, y sus características condiciones meteorológicas (lluvias moderadas, veranos secos e inviernos largos, con oscilaciones de temperatura y mucho sol) hacen que estos caldos sean únicos.

Bodega subterránea de Aranda de Duero (Burgos)

Se llama "partida" de vino al producido durante una campaña. Todo el vino destinado a llevar el distintivo de D.O. pasa un exhaustivo control y análisis físico, químico, biológico y organoléptico.
Se obtienen de la uva vinos rosados y tintos (éstos segundos los más sabrosos, en mi opinión).

Los vinos tintos se subdividen en cuatro tipos, dependiendo del tiempo que pasan en barrica:

1. Tempranillos: sin paso por madera o con paso inferior a 12 meses. Llegan a nuestras manos al poco tiempo de terminar la vendimia.
Su color es rojo guinda, intenso, y con ribetes azulados, añil, violeta y púrpura. Su aroma, a fruta madura y bayas silvestres.

2. Crianzas: mínimo de 12 meses en barrica. Por tanto, aparecen como pronto un año después de la vendimia.
Del color picota intenso al rojo guinda, además de tonos violáceos. Con aroma de base frutal y suave y persistente en nariz y boca.

3. Reserva: han de pasar 36 meses entre barrica y botella hasta que llegan al mercado.De los 36, mínimo 12 han de ser en madera. 
Color picota granate a rojo rubí, con aroma a fruta supermadura y confitada y robusto y persistente, con toques de envejecimiento como gusto principal.

4. Gran Reserva: envejecimiento de 60 meses, con un mínimo de 24 en barrica. Con tonos rojos, granates y teja, olores complejos derivados de su largo envejecimiento, a frutas confitadas, maderas nobles, caza... Y un sabor que los entendidos describen como equilibrado, persistente y con personalidad que confirma sus años de envejecimiento.

Aranda de Duero, cuna de viñedos.

En fin, cuando voy a cenar, no sé cómo elegir el vino (aunque el precio puede ser un buen criterio de exclusión), lo que sí sé es que pido Ribera del Duero siempre que puedo y, aunque no soy una experta, sé cuándo un vino pica y raspa en la garganta y cuando es tan rico que hay que pedir otra botella.

Espero que después de leer este post, la próxima velada que tengáis en un restaurante, os animéis a pedir un R.del Duero D.O. y os acordéis un poquito de mí.
Y si pasais por Aranda de Duero alguna vez, no dudéis en degustar su maravilloso lechazo acompañado de uno de sus caldos.